Por lo general el miedo está asociado a la desinformación, o sea, se teme a lo desconocido. Esta actitud, que puede llegar a ser patológica, es nutrida por creencias telúricas, intereses políticos y comerciales, como el atizado por la industria cultural (el cine la literatura). Para bien, las nuevas generaciones tienden a enfrentar los miedos con la ayuda de la información que  ingresa por la ventana de la comunicación digital; en este nuevo escenario, antiguos mitos parecen desvanecerse.

Uno de los miedos que fueron inculcados desde la religión, la escuela, el cine y la literatura fue al murciélago, relacionado groseramente desde el siglo XVIII con el vampiro, personaje fabulado que vivía en las tinieblas y que, al retornar del inframundo, succionaba  la sangre de cuanto mortal encontraba a su paso.  Pero el murciélago no tiene nada que ver con ese personaje que, por culpa suya, es olvidado y rechazado, como muy bien lo define Fernando Vilar, voluntario del Programa para la Conservación de los Murciélagos de Bolivia (PCMB), filial Chuquisaca.

Varios estudiantes y docentes de la carrera de Biología integran el PCMB, realizan actividades encaminadas a que la población destimitifique al murciélago como un ser peligroso; en otras palabras, dejar de temer a este animal que no hace daño a la humanidad; por el contrario, cuenta con particularidades fantásticas que lo convierte en sujeto capital que coadyuva en el equilibrio de la biodiversidad.

Vamos por partes. Este grupo de voluntarios trabaja en el Distrito N° 7 del municipio de Sucre, en el área protegida Monte Willca, colindante con los municipios de Yamparáez y Presto. En el lugar, se identificaron 14 especies de murciélagos que viven en cuevas y casas abandonadas, el 99% de ellas con insectívoras, frugívoras, polinizadoras y –aproximadamente- el 1% es hematófago; es decir, que se alimentan de sangre. Ahora bien, Fernando precisa que la gran mayoría solo come insectos lo que beneficia a controlar las plagas que amenazan los cultivos y la vida del ser humano.

“A través de la percepción de las comunidades, se están descubriendo los lugares que habita, gracias al Programa para la Conservación de los Murciélagos, tenemos una red que nos sirve para monitorear a este animal; hay gente capacitada que los agarra  con guantes especiales con el fin de observar sus características morfológicas, se mide las orejas, la nariz y las patas, así se puede identificar cada especie. Los voluntarios, a su vez, seguimos capacitándonos a través de cursos, talleres con el propósito de conocer  sus peculiaridades biológicas y sociales, además de sus estrategias de sobrevivencia”, afirma Fernando Vilar.

Como parte de las acciones de socialización y sensibilización, en agosto pasado se entregó en el área protegida un mural artístico que resalta la importancia de contar con un murciélago endémico (único) en Bolivia. A través del mural se incentiva a conocer la fauna y a los niños se enseña a través del arte.

Entre otras tareas, el grupo de voluntarios de la carrera de Biología lleva adelante el estudio de percepción que tienen las comunidades sobre los murciélagos, gracias a este trabajo se sabe que la población creció con creencias falsas; por ejemplo, se aducía que la sangre de este animal podía sanar varias enfermedades, entonces muchos se daban a la tarea de matarlos, cuando –en los hechos- esta creencia no tiene ninguna evidencia científica, además se les culpaba por el ataque que sufren sus animales, lo cual también es absolutamente falso, ya que de las 14 especies que viven en Monte Wilca, solo una se alimenta de sangre.

“Si bien se han tejido muchos creencias en torno al murciélago, como el hecho de pensar que la sangre de estos animales curan algunas enfermedades, los niños son los que conocen de mejor manera la importancia ecológica del murciélago. Ellos (los niños) ya no tienen esos mitos negativos hacia este animal, además aprendieron a diferenciar entre los que comen frutas, insectos y los pocos que se alimentan de la sangre”.

¿Cómo son y de qué viven los murciélagos?

Como se dijo líneas arriba, la mayor parte de los murciélagos que habita en Chuquisaca, y específicamente en Sucre, se alimenta de insectos y frutas. Son relativamente pequeños, no superan los 20 centímetros y su pelaje es oscuro.  Debido a su morfología, es un animal frágil, sobre todo  sus alas son muy delicadas.  Como cualquier animal, el murciélago ataca cuando se siente amenazado; en ese contexto, el ser humano lo hiere para inmovilizarlo, lo cual representa una acción tortuosa para el pequeño mamífero. “Si uno encuentra un murciélago herido lo mejor es llamar a  POFOMA (Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente) o a los voluntarios del PCMB, se recomienda dejarlos en lugares tranquilos sin luz y cubrirlos con una manta para que no se estresen”.

En relación a su alimentación –explica Fernando- se sabe que cada murciélago insectívoro es capaz de consumir en la noche hasta 500 insectos voladores, por lo que su rol es decisivo en el control de vectores como los mosquitos.

Consumen agua del piso y de los ríos, lo hacen entretanto sobrevuelan el sector, esa es un gran rasgo que no todas las aves poseen.

Fernando Vilar también resalta algunas características sociales de este animal que no han sido muy estudiadas, como las vinculadas con el cuidado y alimentación de las crías; hasta donde se conoce,  este rol es compartido entre los integrantes de varias especies que cohabitan la cueva; en otros términos, la comunidad de murciélagos oficia de niñera de los nuevos retoños.  “Sin embargo, falta investigar para identificar qué murciélagos cumplen el rol de niñeros o qué otro tipo de comportamientos sociales se pueden observar”, apunta Vilar.

La percepción está cambiando en favor de los murciélagos

Los voluntarios del PCMB son optimistas al constatar que se está construyendo con los años una opinión favorable en torno a los murciélagos, fundamentalmente irradiada entre los niños y jóvenes; así también se destaca la voluntad de las comunidades de Monte Willca a  recibir capacitación en torno a esta temática. Es también preciso destacar el rol de los guardaparques  que recibieron formación de varios investigadores, lo que generó una percepción distinta sobre este animal. “Sin embargo, si bien la comunidad está dispuesta a protegerlos, aún falta más información relacionada con la importancia de su conservación”, concluye Fernando al incidir que la tarea de proteger a los murciélagos pasa por dejar de verlos como enemigos y, más bien, valorar su rol en el ecosistema.  

El MURCIFEST

Entre octubre y noviembre de este año, los voluntarios realizan varias actividades en el marco del MURCIFEST, que tiene el fin de concientizar a la población en torno a  la importancia de los murciélagos, entre estas actividades resaltan los concursos de dibujo y los talleres de información orientados a proteger la vida de los murciélagos

Para comunicarse con el PCMB ingresar a https://www.facebook.com/pcmbchuquisaca

 

JCV