Como parte de la labor de interacción universitaria y práctica académica, un grupo de estudiantes y docentes de la carrera de Biología, el pasado fin de semana visitó la zona de El Palmar, específicamente a la comunidad El Rodeo; en el lugar, el grupo subió a la cima de un cerro sobre los cuatro mil metros de altitud, con el fin de observar al cóndor andino que mora en la zona. La docente, Yara Lazcano, lamentó que lo único que vieron fue la intensa humareda a causa del chaqueo, que les impidió visibilizar los cerros del frente.
“Subimos a esa altura para ver a los 15 a 30 cóndores que viven en el sector, pero tan solo vimos a tres porque, (los cóndores) al verse afectados por la humareda no pueden volar”, señaló la docente, al remarcar que la flora y la fauna silvestres son las más afectadas por el humo y el fuego causados por la mano hombre, aun en zonas como El Palmar donde no hay incendios, pero sí son afectadas por la humareda que llega del oriente boliviano. “En animales muy sensibles como los anfibios, el humo les afecta directamente a la respiración; de igual manera a los mamíferos y otros animales que cortan su rutina vital para mantenerse en su refugios”, apuntó, sin dejar de mencionar que la causante de los incendios y los permanentes chaqueos es la política de desarrollo que ejecuta el Estado, proclive a ampliar la zona agrícola y ganadera, además de incentivar la colonización en áreas protegidas, lo que atenta, mencionó, a la conservación de las reservas naturales.
Sobre el tema, Yara Lazcano, lamentó lo que está sucediendo en el Bolivia, respecto a los efectos del calentamiento global que trae consigo el intenso calor y las lluvias que desbordan ríos. El efecto de la sequía y las inundaciones, en opinión de la profesional, están alterando el ecosistema y la biodiversidad. Los árboles no solo son los pulmones de la tierra, aseveró, al explicar que también son reservorios de agua del planeta; por lo que la deforestación y los incendios, que arrasan miles de hectáreas al año en Bolivia, los destruyen directamente.
“En la actualidad, ya se siente los efectos de la deforestación y los incendios, traducidos en las elevadas temperaturas y la sequedad del ambiente. Si este comportamiento devastador continua como lo misma intensidad en el país, no solo perderemos el patrimonio natural de Bolivia que incorpora la flora y fauna, también perderemos reservas de agua que afectarán a la salud y a la producción de alimentos”, advirtió además que la alteración de la biodiversidad representará la creación de nuevos ecosistemas que tendrán que adaptarse a estos cambios, “pero no sabemos en qué medida se dará esta adaptación”, concluyó.
JCV