Son cuatro meses de cerco y de inmisericordia de quienes atizan el incendio forestal, los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando son los más afectados, en menor medida La Paz y Cochabamba. Varias instituciones ambientalistas y defensoras de la biodiversidad denunciaron que, en lo que va del año, murieron  30 millones de animales y 400 millones de árboles, lo que derivará en el inminente desequilibrio del ecosistema y la biodiversidad. En el campo sociocultural, se sabe que las  comunidades indígenas no solo sufren enfermedades respiratorias y oftalmológicas, el fuego arrasó sus casas, contaminó sus ríos y mató a sus animales, situación que les obliga a abandonar su territorio para refugiarse en centros urbanos donde viven, por lo general, en situación de calle y mendicidad.

Hasta hace algunos años se responsabilizó del incendio a los chaqueos, que es un práctica ancestral utilizada por los agricultores, colonizadores e interculturales; es muy probable que parte del problema esté ligado con esta técnica; sin embargo, es preciso anotar que los bosques  más afectados están en territorio privado, en áreas protegidas y en los territorios indígenas. Del lado del gobierno, se acusa al cambio climático y el calentamiento global como los factores que estarían avivando el fuego en los bosques amazónicos y chiquitanos. No obstante, para el investigador Guillermo Villalobos, la causa de los incendios está íntimamente relacionada con la aplicación de las leyes, denominadas, “incendiarias” promulgadas desde el 2013 por el gobierno. En su opinión, estas leyes estuvieron dirigidas a la ampliación de la frontera agrícola  y agropecuaria, la dotación de tierras en zonas de vocación forestal y la promoción de desmontes y chaqueos. “Los incendios en el bosque amazónico y chiquitajo se constituyen en un verdadero ecocidio premeditado desde las elites políticas y empresariales”. (2020).

El Comité de Operaciones de Emergencia de Santa Cruz (COED) informó que, hasta el 27 de septiembre de este año, el fuego consumió -solo en ese departamento-  siete millones de hectáreas entre bosques y pastizales; esto representa, de acuerdo al estudio del Instituto de Investigaciones Forestales de la Universidad José Ballivian de Beni (IIFUJB), que en el 2024 murieron 30 millones de vertebrados, entre mamíferos, reptiles, aves y anfibios; en relación al daño forestal, el estudio devela la muerte de 400 millones de árboles.

“La gran mayoría del territorio (que se está quemando) ya no va a ser bosque, sino lo van a convertir en pastizales, en plantaciones de soya. Entonces, eso significa que, aparte de las decenas de millones de animales que hemos perdido por el incendio, se van a perder cientos de millones más en los próximos años porque pueden huir un rato y si no encuentran comida, al final igual van a terminar muertos, o por lo menos, no van a lograr reproducirse y, a largo plazo, perdemos a toda esta población de animales”, explicó Vincent Vos, miembro del IIFUJB).

Ahora bien, desde los medios de comunicación cuando se refieren al tema, privilegian el dato estadístico, lo que deriva en su descontextualización y, en muchos casos, en la espectacularización de la noticia; por el contrario, habrá que relacionar la dimensión del incendio forestal y su múltiple impacto, con el modelo de desarrollo aplicado en Bolivia.

Desde esa línea, la docente de Sociología de San Francisco Xavier, Gloria Ruiz, identifica al modelo extractivista de desarrollo como el factor gravitante que impulsa el incendio forestal desde hace muchos años. En su criterio, el extractivismo, como política de Estado, se operativiza a partir de la alianza entre el gobierno, la agroindustria y las oligarquías del oriente boliviano, esta tríada diseñó el plan para ampliar la frontera agrícola y agropecuaria que, en términos sencillos, se traduce en destinar la mayor cantidad de tierras para el monocultivo (principalmente de la soya), la ganadería y las empresas madereras.

“Las políticas públicas del gobierno del MAS -que siempre han oscilado entre la industrialización, el estatismo y el extractivismo- se han inclinado definitivamente al extractivismo y, con ello, ha favorecer este tipo de actividades, sobre todo en el oriente”, asegura Ruiz, al advertir que las consecuencias de todas estas acciones se sentirán en su punto más álgido dentro de diez años, cuando se vea a la Amazonía en su mínima expresión.

A menor forestación, mayor posibilidad de que los incendios se vuelvan incontrolables

Volvemos a la estadística, pero ahora con nuevos insumos que ayuden a comprender de mejor manera el impacto del incendio forestal. De acuerdo al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), desde el 2019 hasta agosto de 2024 el fuego arrasó alrededor de 28.6 millones de hectáreas, el promedio por año es de 4.2 millones. Solo como referencia, el 2023 fueron afectadas 6.2 millones de ha. y, como se dijo, en Santa Cruz durante este año el fuego arrasó 7.1 millones de ha. Sobre el punto, Eulogio Núñez, director del INRA, informó que el 40% de las tierras quemadas corresponden a bosques y el restante 60% son pastizales; empero, es necesario puntualizar que el fuego de los pastizales es incontrolable debido a la sequedad del suelo y la fuerza de los vientos, este fenómeno se produce por la desaparición de las  barreras naturales; es decir, a menor forestación, mayor posibilidad de que los incendios sean incontrolables.

En relación a la propiedad de las áreas afectadas, Núñez informó que un gran porcentaje son propiedad de la agroindustria, en menor medida están las tierras fiscales: parques y áreas protegidas; finalmente, está el Territorio de las Comunidades de Origen (TCO).

Evidencia de las causas

Se dijo más arriba que la causa estructural de los incendios forestales está relacionada con  la ampliación de la frontera agrícola y agropecuaria; desde ese análisis, se concretó que  la ampliación de dicha frontera favorece al monocultivo de la soya, la ganadería y la explotación maderera. La evidencia de esta afirmación está en varios informes oficiales de producción y exportación. El botín informativo del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (junio – 2024) indica que la producción de la soya alcanzó el 2019 a 2.999.845 toneladas, en una superficie cultivada de 1.387.973 Ha., para el 2023 la producción fue de 3.761.881 Tn., en una superficie cultiva de .1.787.185 Ha. En relación a las utilidades por concepto de exportación, el 2019 generó 716 millones de dólares y, el 2023, 1755 millones de dólares.

Respecto a la ganadería, vinculada con la producción de carne y derivados, su crecimiento durante los últimos 19 años (2005 – 2023) es significativo en toneladas y en términos  económicos. El boletín del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) 2023 informa que la producción de carne bovina ocupa el segundo lugar en las exportaciones no tradicionales. El 2005 Bolivia exportaba 1000 toneladas de carne y derivados por un valor de dos millones de dólares, el 2023 superó las 50 mil toneladas por más de 200 millones de dólares. El mercado de comercialización abarca no solo países de América del Norte, su expansión llega a África y Asia (China y Hong Kong). Las proyecciones para los siguientes años es duplicar estas cifras, el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, adelantó que el objetivo es sobrepasar los 600 millones de dólares por exportación de carne y derivados.

En relación a la extracción de madera, los departamentos que reportan el mayor indicador son Santa Cruz, Beni y Pando, entre los tres extrajeron el 2019 1.225.484 metros cúbicos. El informe  preliminar del 2023, presentado por el Instituto Nacional de Estadística, detalla que la extracción de madera fue 1.179.884 metros cúbicos.

Estos son algunos apuntes referenciales que sustentan que la agroindustria cruceña fue el sector que logró los mayores beneficios económicos con la aplicación de las leyes incendiarias, la ampliación de la frontera agrícola y con la muerte de millones de animales y millones de árboles. El tiempo del crecimiento económico de este sector coincide con los años en que se inicia la escalada de incendios forestales (2018 – 2024). Al respecto, el biólogo y experto ambiental Rafael Anze, coincide con Gloria Ruiz al identificar que las causas de los incendios están vinculados con la agroindustria y el agronegocio, puso como ejemplo el crecimiento de la superficie cultivada de oleaginosas durante los últimos 40 años: en 1985 el cultivo abarcó a 200 mil ha. y el 2023  1.800.000.00 ha. Según el especialista, el problema estructural está relacionado con el modelo de desarrollo que genera un costo ambiental desproporcionado. “Las políticas públicas nos están llevando por mal camino, porque es un modelo extractivista de desarrollo de corto plazo que, lejos de sacarnos de la crisis económica, nos está metiendo a una crisis social y ambiental más grande todavía”, anticipó Anze.

Cerco de fuego

El análisis sobre las causas y consecuencias del incendio forestal no puede concluir con la simple cuantificación de las hectáreas incineradas, con la suma de los metros cúbicos de madera extraída ni con la multiplicación de las toneladas de carne exportada, si antes no se valoran los efectos en la biodiversidad y el medioambiente. Sobre el punto, María Cecilia Chacón, activista ambiental y defensora de los derechos humanos, revela que cada árbol  cobija hasta diez mil especies  de insectos y millones de microoranismos, por lo que es incalculable e invaluable lo que se está perdiendo; con esto se quiere afirmar que la muerte de millones de animales o el desplazamiento de ellos (en busca de alimentos y refugios) a otros hábitats  producirá el desequilibrio ecológico. “Más pronto, otros lugares sufrirán las consecuencias porque la cuenca amazónica mueve entre el 15 y 20% del agua dulce en el mundo”, precisó Chacón.

Como se dijo, las comunidades indígenas enfrentan el desarraigo de su territorio, no solo por los efectos del incendio, también por la ampliación de la frontera agrícola que funciona como un cerco creado por los ganaderos, madereros y soyeros; dicho de otra manera, las comunidades indígenas se ven rodeadas, aprisionadas y con menos posibilidades de acceder al río y al monte. A pesar de contar con la titularidad de su territorio y existir leyes que las protegen, se ven obligadas a migrar porque el incendio y las nuevas prácticas agrícolas rompen su relación con los medios de subsistencia, relación que está basada en la convivencia pacífica con el entorno natural.

“Los indígenas cuentan con un modelo social distinto de relacionamiento con la naturaleza, porque saben que de ella sacan los productos para alimentarse, esta mirada no es compartida por el empresario ganadero que lo único que necesita es una pampa para que las vacas coman y se reproduzcan o el monocultivo que termina erosionando la tierra. Entonces, son lógicas distintas”, explica Gloria Ruiz, al subrayar que otro elemento que afecta la vida de las comunidades indígenas es la contaminación de los ríos por mercurio,  como consecuencia de actividades extractivistas, “estamos enfrentando un extractivismo depredador donde no se miden las consecuencias  ni siquiera para el propio empresario”, añadió la docente de San Francisco Xavier.

Epilogo

Cuando se habla de migración, por lo general se queda en la simple palabra, silenciando el sentido que tiene para los pueblos indígenas. Salir o escapar de su entorno es abandonar la casa, esto significa romper su base cultural que la relaciona con la flora y fauna de los bosques tropicales que, a más de conservar un vínculo espiritual, son la base de su subsistencia. “Salen de sus comunidades ante la ausencia de los medios tradicionales de vidas: no hay pájaros, no hay peces y no hay agua, ahora no pueden cosechar los árboles, entonces van a las ciudades a buscar un modo de sobrevivencia, caracterizado en muchos casos por la mendicidad”, enfatiza Ruiz.

Datos complementarios

En la actualidad existen 45 incendios activos en 17 municipios de Santa Cruz. Están afectadas 4111 familias, de ese número, 1000 personas están obligadas a desplazarse a otros lugares.

Zonas (más) afectadas

La Chiquitanía y la Amazonía, donde se encuentran el área Protegida Municipal Bajo Paraguá, lleva casi dos meses con incendios difíciles de controlar. Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Monteverde, Ascensión de Guarayos, las áreas protegidas nacionales Noel Kempff Mercado y Bajo Paraguá. La lideresa de la comunidad indígena Monteverde (Santa Cruz) informó que hasta la fecha fueron aquejadas 8300 personas

Entre las áreas protegidas más afectadas resaltan: el Área Protegida Municipal Bajo Paraguá (dos meses de incendio incontrolable). En esta zona viven la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Monteverde y Ascensión de Guarayos y las áreas protegidas nacionales Noel Kempff Mercado y Bajo Paraguá.

Javier Calvo V.

Fuentes consultadas

https://elpais.bo/nacional/20240918_biologo-calcula-que-mas-de-10-millones-de-animales-murieron-por-los-incendios-forestales-en-bolivia.html#:~:text=En%20los%20boques%20quemados%20se,cuando%20estaban%20escapando%20del%20fuego.

https://ftierra.org/index.php/tema/medio-ambiente/1246-incendios-en-bolivia-arrasan-con-mas-de-4-millones-de-hectareas#:~:text=Los%20departamentos%20m

 

https://www.cidob.org/publicaciones/el-extractivismo-en-bolivia-efectos-derrame-e-impactos-en-las-areas-nacionales

 

https://ibce.org.bo/publicaciones-ibcecifras-pdf.php?id=1248

 

https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20240928-bolivia-m%C3%A1s-de-7-millones-de-hect%C3%A1reas-incendiadas-en-santa-cruz-el-mayor-desastre-ambiental-de-la-regi%C3%B3n

 

https://siip.produccion.gob.bo/noticias/files/2024-48069-Boletin-Soya-2024.pdf

https://www.lostiempos.com/especial-multimedia/20240926/incendios-santa-cruz-2024-quemaron-mas-hectareas-que-todo-2019-pais

https://www.swissinfo.ch/spa/ind%C3%ADgenas-afectados-por-los-incendios-en-bolivia-lanzan-consulta-popular-y-exigen-acciones/87663866

https://fundacionsolon.org/2020/02/20/las-leyes-incendiarias-en-bolivia/

https://es.mongabay.com/2024/10/incendios-forestales-bolivia-declara-desastre-nacional-otros-seis-paises-sufren-con-el-fuego/