Únicamente a través de la observación y la creatividad, el ser humano pudo responder a la adversidad; de ese modo, dislocó a la fatalidad e impuso un nuevo rumbo a la historia. Un antiguo dicho sentencia “Al problema la solución”, que, en sí, resume la dicotomía científica: identificar problemas, plantear y ejecutar alternativas tendientes a cambiar la situación problemática, a través de un método científico que demuestre –lo más objetivamente posible- las evidencias del problema y de las soluciones.
Desde esa percepción, el docente de la Facultad de Ciencias Agrarias, Manuel Jiménez Huamán, al constatar que la erosión y desertificación en los valles y la zona andina de Bolivia se asociaban al cambio climático, provocando –desde hace muchos años- la escasa producción de alimentos, como consecuencia de la pérdida de nutrientes del suelo.
Jiménez hizo el relevamiento de esta situación en la Microcuenca Escalaras, ubicada en el municipio de Villa Serrano. En una primera etapa –junto con un equipo de trabajo y el apoyo del Instituto Agroambiental y Seguridad Alimentaria (IASA), dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias, procedió a conocer la percepción de los agricultores de la zona, en torno a los efectos del cambio climático y su conocimiento tradicional sobre las plantas que ayudan a la fertilidad del suelo.
Los agricultores reconocen que la periodicidad de las lluvias ya no es la misma, lo que afecta a las temporadas de siembra y cosecha, esta desregulación climática estaría provocando la desnutrición o muerte del suelo y la pérdida de las cosechas.
Ante este problema, el autor de esta investigación y del libro “Conocimiento tradicional y plantas nativas para la fertilidad natural del suelo de la Microcuenca Escaleras”, propone la utilización de la vegetación nativa como método destinado a mitigar los cambios climáticos; en otros términos, utilizar las plantas nativas para evitar la pérdida del suelo por la intensidad de las precipitaciones, facilitar la infiltración del agua de lluvia y, a la vez, devolver al suelo la fertilidad natural, mediante la descomposición de la hojas y ramas, que se integran a los cultivos a través de sistemas agroforestales.
Como resultado de este trabajo, se enumeraron 123 plantas nativas, de la que 57 cumplen algunos criterios agroforestales; sin embargo, luego de la fase de experimentación, la investigación preliminarmente concluye que varias plantas nativas cumplen con criterios agroforestales; es decir, que pueden ayudar a la recuperación del suelo y mejorar la producción agrícola.
“Con estos resultados, se espera coadyuvar a fomentar huertos frutales con sistemas agroforestales, donde se integren plantas nativas que paulatinamente restituyan la fertilidad natural del suelo”, señala parte de las conclusiones del estudio.
Como se puede apreciar, sobran los calificativos para relievar la importancia de esta investigación que para su difusión, ha sido publicada en un libro. Este material fue presentado el jueves 31 de octubre en el Salón de Honor de la Facultad de Ciencias Agrarias. La explicación sobre los objetivos, metodologías y hallazgos de la investigación estuvo a cargo del autor y de la editora del libro y directora del IASA, Martha Serrano.
Al margen de los aspectos protocolares, es destacable que durante el acto se haya entregado a los asistentes el resumen de la investigación, además del QR para descargar el libro.
En el acto estuvieron presentes el rector en ejercicio, Erick Mita, las autoridades de la Decanatura y de las carreras que integran esta unidad facultativa, además de docentes, estudiantes e invitados especiales.
JCV