El gobierno de Noruega promueve desde el 2008 el proyecto dirigido al desarrollo y la alimentación, a través de la organización internacional Crop Trust, instancia que convocó en 2022 a enviar réplicas de semillas almacenadas en colecciones universitarias o bancos de semillas regionales. El objetivo es resguardarlas en la bóveda más grande del mundo que cuenta con los sistemas de seguridad más precisos, capaces de soportar aun catástrofes naturales o guerras, está ubicado en el archipiélago noruego (el ártico). Su utilidad es de gran impacto ya que está a disposición de los países que no cuenten con las semillas para la alimentación de su población.
Sobre la base de esa convocatoria, la Universidad de San Francisco Xavier -por intermedio del Instituto de Agroecología y Seguridad Alimentaria (IASA), dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias- se presentó a la convocatoria con el proyecto “Activación de bancos de germoplasma del sur de Bolivia para la resiliencia del cambio climático”, que fue seleccionado para realizar esta labor desde octubre del 2022
¿En qué consiste el proyecto?
En palabras simples, se trata de enviar un tercer duplicado de semillas nativas de maíz y frejol. Es importante subrayar este detalle porque el primer y segundo duplicado se queda en Bolivia, incluso durante la ejecución del proyecto se obtuvo un cuarto duplicado que se quedará en el Banco de germoplasma de la Facultad de Ciencias Agrarias y en su similar de Iboperenda de Muyupampa, dependiente de la Gobernación de Chuquisaca.
“Este resguardo garantiza que, nosotros como país, podamos recuperar las semillas en caso de alguna catástrofe o pérdida total del germoplasma boliviano”, explicó Martha Serrano directora del IASA, al añadir que gracias al convenio firmado entre la Universidad y el gobierno de Noruega, San Francisco Xavier puede seguir enviando semillas durante los siguientes diez años.
Por tratarse de una convocatoria mundial, la Casa de Estudios Superiores compitió con grandes bancos de germoplasma del mundo; con todo, la calidad del proyecto se impuso a través de las colecciones que existen en los bancos de la USFX dispuestos Monteagudo, en la Granja de Villa Carmen (Yotala) y en el centro de investigación de la Barranca.
“Lo que se hizo fue tomar estas accesiones (semillas) para sembrarlas nuevamente en los campos experimentales ubicados en el Bañado (Monteagudo), la Barranca y Villa Carmen (Yotala); además, se sumó en la última fase el centro experimental de Iboperende (Muyupampa) de la Gobernación. En estos campos se hizo el manejo del cultivo siguiendo los lineamientos que exigía el organismo financiador (Crop trust), es decir, altos niveles de manejo tecnológico; en este proceso participaron alrededor de 70 estudiantes que utilizaron todas las capacidades tecnológicas de la facultad de ciencias agrarias para establecer estas parcelas”, indicó Serrano.
El trabajo de los estudiantes fue vital, porque tuvieron la responsabilidad de lograr el número adecuado de cada variedad de semilla; es decir, por los menos tres duplicados de cada semilla. “El trabajo ha sido muy intenso, muchos estudiantes tuvieron que amanecer en las parcelas,–por ejemplo- para el cultivo de maíz hay que tener muchos cuidados porque hay que cuidar que no se produzca la polinización entre individuos y ese trabajo ha sido agotador para los estudiantes”.
La ejecución del proyecto ha contemplado dos periodos agrícolas; en el primero, se trabajó en el cultivo de maíz y, en la segundo, con el cultivo de frejol.
Las accesiones se enviaron los primeros días de octubre
Concluido el trabajo del sembrado y acopio de las semillas de acuerdo a cada variedad, se procedió a garantizar que su calidad corresponda a las exigencias requeridas por Crop Trust, esto supuso la intervención de muchos profesionales en los gabinetes y laboratorios de la Facultad; finalizada esta etapa, se introdujo cada variedad en envases serrados al vacío para luego enviarlas en seis cajas negras (tal cual fue el requisito) hasta la isla de Spitsbergen (Noruega) donde está ubicada la Bóveda Mundial de Semillas.
“Cuando se enviaron las cajas, nos quedamos cruzando los dedos porque una de las condiciones del gobierno de Noruega, a través de la bóveda, fue que si las accesiones enviadas no cumplían con los estándares de calidad, a verificarse a través de estrictos sistemas de control (escaneado, testeado), ellos tenía la atribución de desecharlas; pero, hace dos días, hemos recibido la noticia de que nuestras semillas pasaron la prueba satisfactoriamente e ingresaron inmediatamente a la bóveda, esto fue una alegría para nosotros y una fiesta para la Facultad de Ciencias Agrarias”, comentó Martha Serrano, al reiterar que este logro ha sido gracias al trabajo del equipo de profesionales de IASA, de los más de 70 estudiantes de Ingeniería Agronómica, Recursos Naturales, Agroforestal, Administración Agropecuaria, Agronomía T.S. y estudiantes de Comercio Exterior que realizaron los trámites y el seguimiento al envío de las semillas.
Los docentes también se sumaron al proyecto a través del asesoramiento, tutoraje y revisores de proyectos de grado, además del acompañamiento al trabajo que se realizó en las parcelas de experimentación. Así también destacó el apoyo de las máximas autoridades de la Universidad y de la Facultad de Ciencias Agrarias.
“Los medios internacionales están bombardeando la noticia en plataformas chinas, daneses, alemanas, por citar algunos países de Europa. Realmente es un motivo de fiesta y orgullo para toda la Universidad”, destacó.
JCV