Cada 11 de octubre se conmemora el Día de la Mujer Boliviana, en homenaje al nacimiento de Adela Zamudio, reconocida poetiza, narradora, educadora y una de las primeras feministas del país. Su obra estuvo orientada a la denuncia contra la discriminación y exclusión de la mujer en toda las esferas del Estado y la sociedad; en razón a ello, es considera un referente en la defensa de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos en general.
La participación de la mujer en la historia del país por lo general ha sido invisibilizada, reduciéndola o escondiéndola en las labores domésticas, de progenitora y cuidadora de hijos; empero, ese relato no es cierto, porque son innumerables los casos en que la mujer ha sido protagonista en distintos campos; a saber, la política, la económica y la educación, los nombres más icónicos son: Bartolina Sisa, Juana Azurduy, Gregoria Apaza, Vicenta Juaristi Eguino, María Barzola, Mariana Zudáñez, Lidia Gueiler, Domitila Chungara, por citar algunas en el contexto nacional.
En el plano local, resaltan los nombres de valerosas mujeres que participaron en el Primer Grito de Libertad en América, del 25 de mayo de 1809; entre ellas, Mariana Zudáñez de la Torre, Teresa Bustos de Lemoine, Casimira de Uzzos y Mozy.
La mujer hasta los primeros años del siglo XX estuvo excluida de la educación, pero las reformas liberales de principios de siglo contribuyeron –de algún modo- a que ellas ingresen a las instituciones de educación media y superior; en ese contexto, las mujeres de esa época comprendían que el hecho de estudiar significaba en sí una conquista y una posición subversiva ante el contexto social y cultural, porque enfrentaban a un mundo construido y dominado por los varones; en ese marco, resalta el nombre de la sucrense Martha Mendoza, educadora que se formó en la Escuela Normal de Maestros de Sucre, quien tuvo que enfrentar la exclusión y discriminación por el solo hecho de ser mujer, pudo vencer las barreras por su firme convicción de que el desarrollo de los pueblos está ligado naturalmente con la educación de los niños y niñas.
Es también importante resaltar el nombre Amelia Chopitea Villa, la primera estudiante de Bolivia y de la Universidad de San Francisco Xavier que logra el título de Médico Cirujano en 1926; luego, por sus méritos académicos accede a una beca de especialización en Francia, donde representó a Bolivia en el Congreso Internacional de Mujeres científicas del mundo, en 1932.
También es oportuno mencionar a Elia Chopitea Villa, que en 1930 se titula como Médico Cirujano, es la segunda mujer en Bolivia, después de su hermana Amelia, en acceder a ese título. Su tesis de grado estuvo relacionada con la educación sexual, lo que generó polémica y censura; se enfrentó con las estructuras conservadoras de la época hasta que su investigación sea aceptada y aprobada más tarde.
Si bien a lo largo del siglo XX se dieron algunos avances en la incorporación paulatina de la mujer en la educación, la política, las actividades comerciales y empresariales, el arte, el deporte y la ciencia, fue desde principios del presente siglo –gracias a la movilización de miles de mujeres- que se inscribe en la agenda nacional la demanda de equidad de género y la lucha contra la violencia y la discriminación, identificando al sistema patriarcal como el responsable de la marginación y explotación de la mujer, el autor de la violencia estructural contra las mujeres expresada de múltiples modos.
La insurgencia de la mujer en la vida pública, entendida como un derecho y una conquista, no solo puede ser reflejada en la cuantificación de espacios políticos y administrativos a los que accedieron durante los últimos 25 años, es más importante señalar la incorporación masiva de las mujeres en la economía nacional, la educación, el deporte y el arte; sea como comerciante, transportista, profesional, ama de casa, policía, estudiante, etc. No obstante, la emergencia de la mujer en la vida pública, coincide con la visibilización de la violencia contra ella, expresada de distintas maneras (sexual, laboral, psicológica, física), también coincide con el asesinato de miles y miles de mujeres en razón de su género por parte de sus parejas, tipificado hoy como feminicidio.
De acuerdo al reporte de la Fiscalía General del Estado, entre enero y agosto de este año se reportaron 59 casos de feminicidio en Bolivia; de ese número, 39 se registraron en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En Chuquisaca solo hubo dos feminicidios.
Como se dijo, la violencia se manifiesta de distintos modos, el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer difundió varias estadísticas en ese sentido: la violencia familiar se incrementó en un 193% entre el 2013 y 2023, el pasado año fueron denunciados 51770 casos de violencia (en el marco de la ley 348), 39096 denuncias de violencia familiar o doméstica y 11450 de violencia sexual contra mujeres, niñas, niños y adolescentes. De acuerdo al estudio realizado por al Observatorio de Género, cada día se reporta en Bolivia 142 denuncias de violencia contra la mujer, por día se realizan aproximadamente 185 abortos clandestinos y, lo que también es muy preocupante, cada día se inscriben en los centros de salud alrededor de 61 niñas y adolescentes embarazadas.
En el campo laboral, las desventajas en la relación varón – mujer también son evidentes; sobre el punto, la “Fundación Igual” presentó el pasado año un estudio sobre la participación de la mujer en la pequeña y gran empresa, según esta investigación solo el 35% de la planilla total es ocupada por las mujeres.
La mujer en las universidades
El Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) actualiza anualmente el informe estadístico sobre la matrícula universitaria y la cantidad del personal docente y administrativo que trabaja en las universidades del sistema nacional (incluidas la Universidad Católica y EMI). El crecimiento de la matrícula universitaria el 2023 fue similar entre varones y mujeres; de un total de 515888 estudiantes, 247566 son varones y 268322 son mujeres. Con relación al número de titulados, esta vez las cifras marcan algunas tendencias, la cantidad de licenciados varones alcanzó a 233524 y de mujeres a 261845. Para comprender estos datos habrá que relacionarlos con otros indicadores colaterales, como el nivel de deserción académica, las condiciones de vida de los estudiantes, la inserción laboral de ambos sexos, entre otros aspectos.
Ahora bien, el informe también refleja la dinámica de la población docente y del sector administrativo; en ese orden, se tiene que en el 2023 el 69% de docentes es ocupado por varones y el restante 31% por mujeres. En el caso de los trabajadores administrativos, la situación es análoga: el 31.2% son varones y el 38.8% son mujeres.
Conclusiones
Afirmar que la mujer vive en una sociedad teñida de oportunidades y en igualdad de condiciones con los varones, es encubrir cómo funciona el sistema patriarcal, porque el Estado construye y reconstruye valores machistas y discriminadores que enfrentan el avance de la mujer, no de otra forma se puede entender la violencia contra ella: el feminicidio, el acoso sexual y laboral.
JCV